Casa T de Agraz Arquitectos

Transparencia y multiplicidad

Siempre atenta a las señales que la ciudad emite, la casa urbana se hace de su eco y de los continuos cambios que tienen lugar a su alrededor. Escucha latidos de su historia para anclarlos a sus formas en el tiempo; percibe las contradicciones de la sociedad para disolverlas en su seno; ausculta al ciudadano del nuevo siglo para prever sus futuras necesidades.

Es así como este proyecto del arquitecto Ricardo Agraz aparece en directa complicidad con un cliente bastante particular, donde el encargo principal radicó en crear un contenedor de elementos, como muebles y objetos de diseño, con los cuales convive a diario.

Tres muros que se ordenan paralelamente, orientados hacia el fondo del sitio para conquistarlo, son articulados por un vacío de luz que arremete contra ellos y se instala a manera de patio interior en el centro de la casa y articula los espacios de acceso y foyer con los más privados.

Hacia los bordes la casa se desmaterializa, permitiendo así que los muros sean verdaderos filtros que mediante la luz y las vistas controladas conectan el exterior de los jardines y el interior. Se trata entonces de pieles traslúcidas que duplican las imágenes y se constituyen entre la naturaleza y el hombre. De opaco a traslúcido, de ahí a transparente. Transparencia y multiplicidad, una idea cinematográfica.

La planta de la casa en su primer nivel lo constituye un solo espacio capaz de integrar sala y comedor, quedando estos espacios atrapados por dos elementos que transitan hacia el exterior mediante una gran terraza que se corona en el patio.

En un segundo nivel la casa T se vincula por una escalera simple y eficiente que acompaña a la luz en el patio interior, uniendo los dos niveles. Aquí, la planta recoge los conceptos de flexibilidad del espacio, donde lo absoluto de los recintos es una ilusión momentánea, ya que recogen la transformabilidad y el crecimiento mediante páneles móviles a manera de biombos.

Si se trata de poner etiquetas preferimos que sean los usuarios o los críticos quienes encuentren la manera correcta de referirse a lo que construimos, pero si se trata de proponer espacios diáfanos con el menor número de elementos necesarios, de aprovechar al máximo las posibilidades espaciales y de limpiar de elementos ajenos la arquitectura entonces cabemos en lo que ha dado por llamarse arquitectura minimalista.

Hay quien entiende el minimalismo como un estilo arquitectónico, nosotros preferimos definirlo como una actitud, parte de un proceso de asepsia y depuración en la forma de hacer arquitectura que re-valore las propiedades de las formas puras que la ornamentación, a manera de maquillaje, se encarga de ocultar.

 

 

Texto: Ana Guerrerosantos

Imágenes: ©Mito Covarrubias

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