Casas de México: Javier Dueñas y Jaime de Obeso

En la montaña, bosque adentro; en un risco en la playa, donde se escucha el rumor del mar; en la mejor zona de la ciudad, rodeada del laberinto urbano: en esos lugares se yerguen las residencias que la firma Casas de México ha diseñado y construido a lo largo de 20 años para las mujeres y los hombres que dejaron la realización de su hogar en sus manos.

 

 

A manera de celebración por esas dos décadas de trabajo, Javier Dueñas y Jaime de Obeso, sus directores, se dedican a estudiar filosofía y estrategias. “Eso ha tenido y tendrá una interesante influencia en los próximos años del despacho. La filosofía te ayuda a entender para qué estás aquí, cuáles son las prácticas que puedes diseñar enfocadas en tus intenciones. Es un tema muy práctico”, reconoce Javier, quien amplía la idea: “Finalmente lo que hacemos es ayudar a nuestros clientes a relacionarse mejor con el mundo a través de la arquitectura”.

 

 

“Casas de México está centrado precisamente en el usuario, en quién va a usar la arquitectura. No queremos hacer retratos de nosotros mismos, sino de la familia que va a vivir ahí”, describe Javier, quien define la casa como “el espacio de gestación más íntimo de tus pensamientos, de tus prácticas, de tu relación con el mundo. La casa es un medio poético para interactuar y construir relaciones con las personas, con la naturaleza o con la ciudad”.

 

 

La creación en Casas de México, despacho que tiene su sede en Guadalajara, parte de la empatía. “Todo empieza por armonizar las relaciones: hay mucha conversación, mucho entendimiento que después se convierte en espacios y materiales. Ha habido experiencias súper interesantes que nos transformaron al trabajar en diferentes contextos, por ejemplo en la playa, donde nos adentramos en tradiciones y hábitos”, recuerda.

 

 

Jaime define a los clientes como coautores: “Nuestra manera de hacer arquitectura está muy ligada a ellos. Les ayudamos a descubrir cuáles son sus intereses e intenciones. Entonces vas escarbando y descubriendo qué es lo adecuado. En ese sentido, cada proyecto es una coautoría. A veces se involucran más y en ocasiones son muy claros en decirte lo que necesitan. Lo más importante es lograr que confíen en nosotros: sabemos lo que estamos haciendo y a eso nos dedicamos”.

 

 

Diseñar, proyectar, ese es el inicio, “pero para que eso que deseas y sueñas se haga realidad necesitas integrar una serie de procesos. Eso implica incluir otras disciplinas, además de la arquitectura: diseño de interiores, de iluminación, de paisajismo, así como a artesanos y más gente que nos ayuda a crear los elementos de una casa”, enlista Javier, quien se encarga de la parte creativa de los proyectos, dejando a Jaime la construcción. “Hacer realidad las pláticas que tuvimos en cuanto a diseño, eso que tiene que ser ejecutado y construido. Ahí es donde nos complementamos muy bien Jaime y yo”.

 

 

Por la casa LJ30, situada en Zapopan, Jalisco, Casas de México ganó en 2018 el premio Central & South America Property Awards y el IIDA Latin America Design Awards, así como en 2017 el Americas Property Awards, entre otros. Jaime considera a esta clase de galardones como otro tipo de cierre, que va más allá del reconocimiento de los clientes: “Viene de gente que se dedica a distinguir este tipo de logros. En este caso ha sido muy bonito porque fuimos a recoger esos reconocimientos con los clientes, que han participado en todo esto”.

 

 

“Crear una casa suma el esfuerzo de gente de muchas disciplinas. Te sientes pleno, agradecido y satisfecho de reunir todo. El trabajo en equipo es la mayor satisfacción que sientes con estos resultados”, considera Javier.

Entrevista: Víctor Ortiz Partida

Fotos: Lorena Darquea, Marcos García y Rory Gardiner

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