Elisa Valero
Se ha hablado muchas veces sobre la importancia del juego en el desarrollo y aprendizaje de los niños. También cabe señalar su papel como instrumento curativo. Al jugar, el niño aumenta sus habilidades y destrezas psicológicas y psicomotrices, además de que, al tener una distracción positiva, olvida temporalmente su enfermedad.
El área pediátrica del Hospital de Getafe había utilizado hasta ahora su terraza para los juegos, aunque, por estar orientada al norte, permanecía demasiado sombreada la mayor parte del tiempo. La propuesta del montaje ha sido colocar un pabellón exterior, pero cubierto y cerrado, que funcione como una burbuja de colores atractiva a los niños y que rompa, por sus materiales y formas, con el carácter hospitalario del edificio.
El pabellón es ligero y fácil de armar gracias a su estructura prefabricada en módulos hexagonales, la cual permite a los niños entretenerse sin molestar al resto de los enfermos debido a su alto nivel de aislamiento. La atmósfera umbría queda resuelta por cerramientos de policarbonato de siete celdillas que dejan pasar, filtrada, la luz del sol.
En el interior, la luz artificial cambia de color al proyectarse través de un difusor de tela tensada con sistema RGB, un efecto que, junto con el mobiliario y las alturas variables del techo, crean áreas diferenciadas de juego y descanso, lectura y multimedia para los pequeños y sus familiares.
Hay una zona cubierta al exterior y otra pavimentada con caucho, así como áreas de vegetación con bambús en jardineras y mobiliario adaptado a los niños para que, cuando el tiempo lo permita, disfruten un día soleado al aire libre.
Fotografías: Fernando Alda