Nosotros, que fuimos tan modernos…

Se llamaba Atoyac y su lanzamiento en 1976 lo ubican en la historia como el primer automóvil mexicano, una versión tropicalizada del “citycar” estadunidense. En el marco del World Design Capital y en colaboración con el equipo de Design Week Mexico, quienes se unen para festejar a la Ciudad de México como capital mundial del diseño de este año, el Museo de Arte Moderno presenta la exposición Fuimos modernos. Diseño hecho en México 1940-1980. La exhibición recoge más de 350 piezas que marcaron el inicio de una época que ya no existe más: muebles, postales, electrodomésticos, autos y motocicletas, señalética, revistas, folletos del Instituto Mexicano de Comercio Exterior, entre otros objetos.

La modernidad, un término que para los millennials ya resulta anticuado, fue el resultado de la conciencia de progreso que consolidó la identidad mexicana: de acuerdo con la ficha informativa del MAM, la exposición parte de los años 40, en el resurgimiento de la arquitectura y el diseño mexicanos; pasa por los Juegos Olímpicos del 68, en donde encuentra su punto más alto, junto con lo que en economía se conoce como El milagro mexicano, modelo de estabilidad macroeconómica, para terminar en el declive propiciado por las importaciones.

Fuimos modernos resulta un viaje por la nostalgia. Es el equivalente a ver los muebles de la casa de tu abuelita en un museo: refrigeradores de una sola puerta, productos de limpieza vintage, charolas que ahora decoran los bares hipsters, teléfonos públicos que en las calles son cada vez más escasos, autos que recuerdan cariñosamente a los de Volver al futuro. Destaca también el área dedicada a los materiales, con figuras hechas de granito, muestras de otros materiales como el terrazo, así como sillas y lámparas de singulares formas.

La exhibición, curada por Iñaki Herranz, con la participación de Aldo Solano y Dolores Cobielles, es la primera exposición colectiva que realiza el MAM desde 1978 y se encontrará en este museo hasta el 26 de agosto de este año.

Texto: Yaheli Hernández

Imágenes: cortesía del MAM

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