Tiempo y paisaje, fotografía y pintura en el Museo de la Ciudad

Visualizar un paisaje, un espacio abierto y amplio en donde la vista no se detiene en un solo punto y puede descansar de la fijación en el sinnúmero de objetos con los que lidia en un ambiente citadino, o al menos en uno más reducido. Pareciera que al observar un paisaje —no siempre circunscrito a la naturaleza— lo vemos desde un ángulo más atemporal, como si al sentarnos en la azotea de nuestra casa a ver el pedazo de ciudad en el que nos encontramos, o en una montaña a pensar en nada el tiempo no se midiera de la misma forma.

La manera en que concebimos el tiempo y transitamos por él —gran problema y temor de la humanidad— es el leitmotiv para Paisaje desdoblado: paisaje, una serie de composiciones fotográficas de Miguel Mesa, que se inauguró el 16 de agosto en el Museo de la Ciudad de Guadalajara y que podrá disfrutarse hasta mediados de noviembre.

 

 

Para Paisaje desdoblado: paisaje, Miguel Mesa colocó cámaras en paisajes naturales y urbanos de la ciudad, como la barranca de Oblatos y el hotel RIU, y a partir de las fotografías obtenidas a lo largo de todo el día construyó sus composiciones.

 

 

Recorrer la exposición invita a una reflexión profunda sobre la relación entre la pintura y la fotografía, o la fotografía en sí misma, provocada por los textos de Raúl Rueda que acompañan a las imágenes: “Se presenta la fotografía como un desenlace, como resultado de una narración. ¿Cabe en la fotografía la no representación?”

 

 

A la par de estas ideas que atraen al espectador a detenerse un poco más, al momento en que la vista se desprende del texto para dirigirse a la imagen, empieza a notar que las fotografías no terminan de serlo, sino que hay un rastro de movimiento en ellas: la técnica empleada fue un timelapse, en el caso de la barranca de Oblatos y el hotel RIU, y con él se reconstruyeron, de izquierda a derecha y en el sentido lineal del tiempo —Mesa pone esta idea en duda—las composiciones.

En las piezas exhibidas el espectador podía apreciar la fractura del tiempo, en las fotografías urbanas de manera más clara, mientras que en las de paisaje no era posible, por lo que el visitante podría sentirse tentado a afirmar que se trataba de una sola imagen, o de un video, en el caso de una de las piezas más interesantes, en la que se colocan una junto a otra una serie de paisajes de nubes.

 

 

Texto: Yaheli Hernández

Fotos: cortesía de Miguel Mesa

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