Elementales: orígenes
Bernardo Hinojosa, de Arquiplan, no solo habla de cómo hacer arquitectura funcional y buena, sino también del arte que una edificación encierra, del deseo de permanencia de esa creación física y tangible que deviene en el sentido de pertenecer, de ofrecer una solución a la necesidad de la vivienda enclavada en una ciudad.
Con una voz muy franca Bernardo Hinojosa, director del despacho de Buró de Planeación y Arquitectura, Arquiplan, junto a sus socios Juan Carlos Colorado y Aurora Delgado, esboza la alegría y el optimismo de la arquitectura en la que cree, esa que debe imprimir mejoras a una comunidad e impactar en el usuario final de todo edificio. Porque es para las personas que habitarán finalmente las edificaciones —proyectadas por un creador como él— que se trabaja desde la trinchera de la arquitectura. La arquitectura es básicamente un servicio para la humanidad, para todo ser humano que habite una vivienda nacida de un trazo. Es así. Al menos así lo creen los socios.
Y creerlo nace de su experiencia no solo como arquitecto o creador, sino como habitante de una ciudad. Alguien como Hinojosa se atreve a alzar la voz y espetar que es más importante una ciudad que cualquier edificio. ¿Por qué decir esto? ¿Cómo atreverse a salir de la creación propia y otear más allá, entender el contexto? Aseverar tal consideración atiende a un sentido de comunidad quizá olvidado en la actualidad, cavila Hinojosa, pues, para decirlo de otra manera, por acariciar sus propias ideas hay arquitectos que bien pueden dejar de lado la idea de comunidad, de ciudad, de conjunto, abandonarse un poco al ego, a uno mal entendido, y pecar de Narcisos, olvidar que somos unos con otros, que no somos solos.
Entrevistado: Bernardo Hinojosa
Entrevista: Mariana Islas
Fotos y retrato: Francisco Lubbert