El licencioso Giger llega a México

La obra del genio del aerógrafo. Del perverso de la biomecánica y del malévolo creador de varias de las imágenes que todavía llenan nuestras pesadillas desde el cine, el suizo Hans Ruedi Giger (1940-2014) llega por primera vez a México vía el Festival Internacional Cervantino y el Museo Giger en Gruyères, con más de 35 piezas originales, una verdadera atracción para los adictos al arte, la ciencia ficción y al horror de culto, pero también para cualquiera que aprecie la monumentalidad de un artista que supo crear una novela total.

 

 

La exposición Escena obscura de H.R. Giger, el genio del futuro que clausurará hasta febrero del 2019 y que ha roto ya varios récords de entradas en la historia del festival, justo en el Antiguo Patio de Relaciones Industriales en el centro histórico de Guanajuato, muestra pequeños y medianos formatos del delicado trabajo en aerógrafo del artista, creador del monstruo de Alien y de otras tantas bestias, influenciado por varias de sus pasiones: el ocultismo, las armas, el Surrealismo y, claro, el sexo.

 

 

La muestra curada por el mexicano César Oropeza y el español Carlos Arenas contará también con varias actividades alrededor, como conferencias e incluso una colectiva internacional de jóvenes artistas latinoamericanos, para rendir homenaje al también ideólogo de la mítica portada de Kookoo de Debbie Harry.

 

 

“Mi trabajo parte de mis intereses y lo defino como biomecanoide, inspirado también en el manifiesto: ‘bello como el encuentro fortuito, sobre una mesa de disección, de una máquina de coser y un paraguas’, de Lautréamont, explicó el artista para su biografía ilustrada publicada en Taschen, una verdadera joya escrita casi en su totalidad como autobiografía.

 

 

Giger, quien comenzó su carrera como artista visual en 1959 en el periódico escolar  caricaturizando un poema con monstruos copulando (imagine el escándalo infantil), obtuvo un Oscar en 1979 y disfrutaba de su fama: “cuanto más conocido soy, más acceden a mis deseos, aunque meneando un poco la cabeza”, declara también en su libro.

 

 

Texto: Dolores Garnica

Fotos: Miguel Ángel Gutiérrez

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