Inventar desde la experiencia: Beatriz Peschard

A los ocho años, Beatriz Peschard observó el baldío junto a su hogar y, así de fácil, resolvió el sueño de vivienda de todo niño: una casa con alberca. La pequeña le presentó a su papá el plano para que comprara el terreno y lo hiciera posible. La alberca no se construyó, pero sí un camino que llevaría a Beatriz a ser la arquitecta que es hoy.

Al crecer dentro de una familia apasionada por los viajes, Beatriz aprendió a ver el mundo a través de la lente de distintas culturas, formas de arte y de vida. Pero, a pesar de las ganas de llenarse de todas las posibilidades que ofrece el conocer distintos lugares, nunca perdió de vista su deseo de estudiar y desarrollar una carrera profesional en nuestro país.

 

 

Tras un periodo de su infancia en París regresó a la Ciudad de México a cursar la carrera de Arquitectura en la Universidad Anáhuac, donde creció y cursó la carrera de Arquitectura en la Universidad Anáhuac. Recuerda con cariño a distintos maestros que le proporcionaron los cimientos de su historia profesional, como Mario Pani, José Luis Calderón, Héctor Bracho y Sara Topelson.

Mientras estudiaba, Peschard admiraba el trabajo de Luis Barragán, Richard Meier y Aldo Rossi; sin embargo, considera que su interés creativo, más que seguir los pasos de aquellos arquitectos, era comprender qué le gustaba de esas obras y, a partir de ahí, “encontrar la fórmula para hacer algo nuevo”.

En la Anáhuac Beatriz conoció a Alejandro Bernardi, quien más adelante se convertiría en su esposo y socio en el despacho Bernardi + Peschard Arquitectura, donde juntos realizan proyectos que además de enfocarse en los detalles, reflejan la personalidad de sus clientes.

 

 

De algún modo, al ser una arquitecta casada con un arquitecto, Beatriz siempre tiene una parte de su corazón en el trabajo, no porque no invierta tiempo en disfrutar de la vida familiar, sino porque esta siempre gira alrededor de la arquitectura. “Las fotos de nuestra luna de miel son de las construcciones que íbamos viendo y sus detalles”, nos cuenta.

Dentro de Bernardi + Peschard, Beatriz no busca seguir modas, sino un estilo que la haga sentir orgullosa y a la vez satisfaga al usuario final. “Aunque el trabajo pueda estar firmado por nosotros, es el cliente quien lo va a habitar, por eso lo tenemos siempre en mente”.

Beatriz agradece sus aprendizajes en la arquitectura: “En mi familia siempre me enseñaron a trabajar y que los retos te hacen aprender, te enriquecen. En el despacho nos gustan”. Y es en el ámbito personal donde Beatriz encuentra lo más importante a enfrentar: el equilibrio entre la vida en familia, el ser mamá y su trabajo, sin desatender ninguna de las tres.

 

 

Tras veintiséis años de carrera no tiene planes de dejar la Ciudad de México, pues considera que en este país hay tantas oportunidades para experimentar y proponer en términos arquitectónicos y de construcción que no deberían desaprovecharse. Otra cosa que Beatriz no ve en su futuro es dejar de trabajar. Su intención es seguir creando y avanzando por más que pasen los años.

A las nuevas generaciones de arquitectos les aconseja “tratar de inventar cosas nuevas, no copiar ni al mexicano ni al extranjero”. Beatriz hace una invitación a “buscar en nuestra historia y combinar lo que encontremos con los avances tecnológicos y de técnicas para crear algo personal e innovador”. Recuerda que en esta carrera las cosas no se logran de un día para otro. Muchas veces hay que comenzar de cero, pero, en su experiencia, “cuando te gusta lo que haces, con trabajo y honestidad y dedicación puedes lograr lo que te propongas”.

 

 

Entrevista: Graciela Romero

Fotos: Rafael Gamo y Héctor Velasco

Retrato: Nuria Lagarde

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